Tanto en este embarazo, como en el embarazo anterior, he tenido los mismos tipos de placenta: placenta anterior. Cuando te quedas embarazada no piensas en cómo será tu placenta o en qué lugar se colocará. Sabemos que crecerá y alimentará al bebé, pero la placenta y su colocación tiene más importancia de la que pensamos en un primer momento.
Recuerdo cuando alumbré la placenta de Martí, fue más doloroso que el expulsivo del bebé, y yo quería verla. Pero estaba mareada, y le pedí a mi marido que por favor le hiciera una foto. Y la pude ver, tan grande, tan hermosa. Un órgano que creció dentro de mí para que mi bebé se alimentara, y que tiramos a la basura sin el menor respeto.
Hasta entonces no había sido consciente, pero ahora me arrepiento de no haberla pedido, de no habérmela llevado a casa. ¿Qué habría hecho con ella? Pues no lo sé, pero hay tantas opciones que os hablaré de ellas más adelante, y ya veré qué hago esta vez.
Pero, ¿qué es la placenta?
Empecemos por el principio, con la definición de la placenta, para entender bien qué es, cómo está conformada, cuáles son las partes de la placenta, cuándo empieza a funcionar, y cómo se forma.
La placenta humana es un órgano que se forma en el embarazo, que está adherida al útero y que se encarga de llevar, entre otras sustancias, el oxígeno al bebé. Y es que los bebés cuando están en proceso de gestación, no respiran por los pulmones. Éstos empezarán su funcionamiento una vez haya nacido, incluso unos minutos más tarde, ya que mientras dejemos el cordón umbilical latir, le proporcionará al bebé la sangre que no ha terminado de llegarle y el oxígeno necesario (por eso no suele ser un problema que el bebé nazca con vueltas de cordón en el cuello, porque no se puede ahogar).
También le proporciona los nutrientes necesarios, y a pesar de que hace de filtro de muchos tóxicos, el alcohol y el tabaco son tan nocivos que pueden pasar al bebé y causarle grabes problemas. No olvidemos que la placenta está en contacto con la sangre materna, por eso debemos cuidar aún más nuestra alimentación y hábitos.
La placenta está conformada por las mismas células que forman al bebé: el espermatozoide y el óvulo. Hasta la segunda semana no empieza a formarse, y sobre las 16 semanas estará completamente formada. Es un órgano compartido por mamá y bebé, ¡alucinante! La cara de la placenta que está en contacto con el bebé, es suya; y la parte que está en contacto con nuestros vasos sanguíneos, es nuestra.
Qué tipos de placenta se dan durante el embarazo
La placenta suele ubicarse en la parte anterior o posterior del útero, lo que da lugar a que tengamos estos dos tipos de placenta:
- Placenta posterior.
- Placenta anterior. Esta es la mía, en ambos embarazos igual.
Sin embargo, sobre las 28 semanas se determina si la placenta se encuentra baja o alta, y si está ubicada en el cuello uterino se la llama:
- Placenta previa. También conocida como placenta baja. En este caso puede ser que tapone la salida del bebé por el canal del parto, pero hay dos tipos de placenta previa o baja:
- Placenta previa total, completa u oclusiva. Aquí la placenta tapona por completo el cuello del útero.
- Placenta previa parcial o no oclusiva. En este caso el taponamiento es parcial.
- Placenta previa marginal. Aquí la placenta está justo al lado del cuello uterino pero no llega a taparlo.
No se determina si la placenta es previa antes de las 28 semanas porque la mayoría (el 80%) suben hacia arriba al final de la gestación. Pero en el caso de una placenta baja, ya sea oclusiva o no oclusiva, se realiza una cesárea.
También es posible que la placenta haya penetrado excesivamente en el útero, y esté demasiado adherida, si esto ocurre se le llama:
- Placenta accreta. Al haber penetrado demasiado se puede producir una hemorragia vaginal en el momento del parto, por lo que se recomienda hacer una cesárea y alumbrarla quirúrgicamente. A veces es posible salvar el útero.
- Placenta percreta e increta. En este caso la placenta penetra todavía más, y puede llegar hasta otros órganos (como la vegija), poniendo en riesgo a la madre, por lo que se realizará una cesárea y una posterior histerectomía (extirpación del útero) para intentar evitar la hemorragia.
A continuación no os hablaré de otro tipo de placenta, sino más bien de un “estado”:
- Placenta envejecida o vieja. Un embarazo normal suele durar de 37 a 42 semanas, estableciendo como media las 40 semanas de embarazo. Que es lo mismo que suele vivir este órgano. Llegar a las 40 semanas no implica que nuestra placenta ya esté vieja, puede seguir funcionando correctamente hasta pasadas las 42 semanas si el bebé aún la necesita. Sin embargo, sí que hay ocasiones en que el embarazo continúa pero se determina mediante ecografía doppler que la placenta deja de aportar correctamente los nutrientes necesarios al bebé, por lo que se recomienda una inducción del parto.
¿Qué ocurre si se tiene placenta anterior?
Como este es mi caso, y me habéis escrito muchas diciendo que también os pasa a vosotras, quiero aclarar un par de cosas.
No es peligroso ni ocurre nada por tener placenta anterior, simplemente está ubicada por delante, en vez de por detrás. Digamos, que está entre el bebé y nuestro ombligo (por dentro). Esto lo único que hace es que tardemos más en notar los movimientos del bebé, además de notarlos menos, con menor frecuencia y menor intensidad.
También es posible que a la hora de hacer una ecografía cueste más verle la carita, que es lo que nos pasa siempre en las ecografías 5D de Arlet, y es lo que nos pasaba en las ecos de Martí… A parte de estos inconvenientes, que no son para nada problemas de salud, no pasa nada 🙂