Quiero hablaros de algo que me ha pasado en los dos embarazos, porque tener flujo vaginal durante el embarazo es totalmente normal. Aunque parezca algo desagradable, es muy común en las mujeres embarazadas el hecho de tener mucho flujo.
En mi última revisión con la ginecóloga, la de las 16 semanas, se lo comenté. ¿Y sabéis cuál fue su respuesta? Que no solamente era habitual, sino que muchas mujeres al final de sus embarazos se asustan porque no saben distinguir si sigue siendo flujo o es que han roto aguas. Imaginad…
¿Cómo distinguir si es líquido amniótico o es flujo vaginal?
A mí, particularmente, no me pasó con el embarazo de Martí. De hecho, como tuve un parto inducido por riesgo de preeclampsia, me rompió la bolsa la matrona, y empezó a salir todo el líquido amniótico durante un buen rato. Y os puedo asegurar una cosa, ¡la diferencia es clara!
A veces, incluso podemos llegar a pensar que quizás, en vez de líquido amniótico, es pis. Y es cierto que es calentito igual, pero la orina huele y el líquido amniótico no debería. También es frecuente pensar que si rompemos aguas en la ducha, no nos daremos cuenta. Pero la pérdida de líquido amniótico cuando se rompe la bolsa es constante y dura más de lo que puede durar una ducha.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en algunas ocasiones la bolsa puede fisurarse, y entonces sí que es más complicado distinguir el líquido amniótico del flujo vaginal normal. Para estos casos, podemos optar por ir a urgencias, o si queremos ser un poco más precavidas hay algunas cosas a tener en cuenta:
- Podemos ir al baño a hacer pis y observar si después sigue saliendo líquido. En caso negativo, lo más probable es que hayan sido pérdidas de orina.
- En caso de que siga saliendo líquido, podemos ponernos en las braguitas una pequeña toalla, luego toseremos y saltaremos, y observaremos la toalla. En caso de que esté mojada, lo más probable es que sea una fisura de la bolsa.
- Si queremos salir de dudas del todo, lo mejor es tener preparados en casa unos protege slips que detectan si es líquido amniótico. Es la única prueba casera que existe.
En caso de seguir con dudas, lo mejor es acudir al hospital. Igual que si creemos que hemos roto aguas, sobre todo si estamos en un período del embarazo en que el bebé no debe nacer, y también si las aguas no son claras. Si hay sangre, huele mal, o tenemos la sospecha de que algo no va bien, hay que ir también al hospital.
Tener flujo vaginal durante el embarazo
Un síntoma que suele aparecer durante el primer mes de embarazo suele ser un aumento de flujo vaginal. Los primeros días quizás no notamos mucha diferencia, pero las primeras semanas es normal que empecemos a notar que va en aumento.
De hecho, recuerdo a una amiga, que me decía cuando se quedó embarazada de su primera niña, que tenía que cambiarse las braguitas por lo menos un par de veces al días. Y tenía que llevar unas de recambio al trabajo porque era un flujo muy abundante.
Tener flujo vaginal durante el embarazo, tanto en el primer, segundo y tercer trimestre es normal y habitual. Siempre que no sea con mal olor, de color verde o contenga hilos de sangre. En ese caso lo mejor es consultar con nuestro médico.
Un flujo vaginal normal durante el embarazo debería ser acuoso o con aspecto similar a la clara de huevo (el de cuando estamos ovulando) y transparente. Sin olor fuerte. También es importante, que si estamos al final del embarazo, sepamos diferenciarlo del tapón mucoso.
¿Cómo es el tapón mucoso?
Tampoco es que el hecho de saber diferenciar el flujo vaginal durante el embarazo del tapón mucoso nos sirva para mucho. Supuestamente nos indica que el parto está cerca, pero no que sea inminente. Quizás al día siguiente (¡o el mismo día!) de haber perdido el tapón mucoso nos pongamos de parto, y quizás pasan dos semanas. También es posible que vayamos perdiendo tapón mucoso poco a poco durante unos cuantos días.
El tapón mucoso es como un flujo de aspecto gelatinoso, y suele ser de color marrón porque está teñido de sangre. Está colocado desde el principio del embarazo en el cuello del útero, haciendo de barrera para el bebé del “mundo exterior”. De este modo nuestro propio cuerpo le protege de posibles infecciones.
Una vez perdemos el tapón mucoso, se pueden seguir manteniendo relaciones sexuales, pero lo mejor es consultarlo con el médico. No obstante, sí que es prudente evitar baños en sitios públicos como piscinas o jacuzzis. Porque aunque el bebé esté protegido por la bolsa amniótica, así evitaremos que alguna sustancia pueda ascender por la vagina y entrar en el útero.
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