Después de un mes de descanso por mi reciente maternidad, retomo el blog de la mano de dos expertas en el desarrollo del bebé, la fisioterapeuta Lorena Gutiérrez y Mª del Mar Sánchez.
Actualmente existe una amplia oferta de artilugios y elementos orientados al cuidado y desarrollo del bebé. Por una parte, tenemos aparatos que pretenden ayudar al desarrollo de nuestro bebé, como los andadores y los saltadores (imagen 1), y por otro aquellos con los que los transportamos y los mantenemos sentados, como los cochecitos y las hamacas. En este artículo queremos explicarte cuáles son las necesidades del bebé para que seas tú mismo el que valores y elijas si es necesario realizar ese gasto en los artilugios destinados a ayudar a su desarrollo.
Lo primero que hemos de tener claro es que para que un bebé se desarrolle plenamente necesita poder disfrutar de un entorno en el que se le permita moverse libremente. Que le proporcione diferentes estímulos y múltiples experiencias sensoriales. Y para esto basta un medio en el que pueda sentirse seguro, rodeado de elementos cotidianos (objetos, animales) y personas, como la propia familia y/o amigos.
[amazon_link asins=’8494555308′ template=’ProductAd’ store=’tupaymita-21′ marketplace=’ES’ link_id=’f9604c51-49dc-11e7-a2ac-fd88419942d5′]Hemos de permitirle experimentar, ensuciarse y equivocarse para que, en este juego de acción-reacción, se produzcan los ajustes necesarios para poder aprender del y con el entorno, con todos sus sentidos y en todos los sentidos. Esto es algo que explicamos ampliamente en nuestro libro “Bebés en movimiento: acompañamiento del desarrollo psicomotor, sensorial y postural de tu bebé”.
El bebé va alcanzando cada uno de los hitos del desarrollo durante su primer año de vida gracias a todo esto. Así es que los dispositivos que lo despojan de la posibilidad de jugar con su peso, con su centro de gravedad y de experimentar con los apoyos que más le equilibran, la mayoría de las veces supondrán una interferencia en el aprendizaje de estas primeras formas de organización de su cuerpo en el espacio, que constituirán sus primeras referencias corporales.
De no ser así, lo más probable es que no sea muy grave, pues por suerte, los seres humanos somos capaces de aprender una misma cosa en multitud de situaciones; pero es importante que estos primeros “mensajes corporales” que graba el pequeño en la parte del cerebro que gobierna su equilibrio y su movimiento, sean de la mayor calidad posible, máxime si se trata de un niño con algún tipo de disfunción o un diagnóstico de retraso en el desarrollo. Se sabe que el período de mayor crecimiento y plasticidad cerebral es el comprendido entre el nacimiento y los seis años. Durante este tiempo, los niños adquieren destrezas y habilidades que serán sustrato de otras más complejas. Según Oldak-Kovalsky B. (2015) experimentar con patrones adecuados en estas etapas tempranas del desarrollo motriz influye en el desarrollo del potencial de las habilidades motoras y probablemente en la inteligencia.
Dispositivos como andadores, tacatás y los saltadores normalmente sitúan al bebé en una configuración que no podría haber adoptado él mismo y probablemente le obliguen a realizar una función para la que aún no está preparado. Y no será probablemente porque esté “retrasado” respecto a otros bebés, sino porque aún no ha reunido las experiencias suficientes para adoptar esa posición o realizar esos movimientos.
En el caso del tacatá, sobre todo si éste no se adapta a su estatura, no permite que el pequeño apoye toda la planta de su pie en el suelo. El bebé, al querer alcanzar un objeto o avanzar hacia sus padres lo hará poniendo en práctica, por ejemplo, una marcha de puntillas, no siendo este un aprendizaje útil para la futura marcha sobre sus dos piernas que seguramente conseguirá en unos meses. El tacatá puede, por tanto, fomentar el aprendizaje de hábitos posturales y de movimiento inadecuados.
Adicionalmente, se ha comprobado que estos dispositivos incrementan el riesgo de accidentes domésticos. Queremos explicarte los motivos por los que se desaconseja el tacatá y dispositivos similares:
- No es seguro: un bebé sin supervisión en un andador puede tener accidentes domésticos (quemaduras, intoxicaciones…) caídas, golpes y fracturas (escaleras, piscina…).
- No respeta su desarrollo. En primer lugar, perturba el desarrollo de su equilibrio y la organización óptima de su esquema corporal y su movimiento. La mayoría de las veces se ve obligado a propulsarse con sus pies de forma inadecuada, por ejemplo, de puntillas en vez de apoyando toda la planta del pie, ya que no necesita equilibrarse por sí mismo. No tiene la oportunidad de experimentar con todo el cuerpo para organizar una marcha sobre sus dos pies. En este sentido como hemos explicado, puede favorecer disfunciones de movimiento, como marcha de puntillas. Además, no permitimos que el bebé siga experimentando con todo su cuerpo mediante los volteos, la reptación, el gateo, la posición sentada, de cuclillas, etc., y realizando movimientos que son realmente importantes para conseguir el hito del desarrollo que le corresponde. Adicionalmente, su sistema visual, auditivo, y su equilibrio deben adaptarse a una posición a la que el bebé no ha llegado por sí mismo.

Algo parecido ocurre con los saltadores. Desde tu perspectiva como adulto, ¿crees que es posible saltar si aún no has aprendido a tener equilibrio de pie, sobre tus dos piernas? Entonces, ¿qué hacemos colocando al bebé en un saltador? ¿Sabrá ese bebé cómo colocar sus pies y piernas para poder impulsarse? De hecho, la conquista de la carrera y la posibilidad de saltar significarán que ha alcanzado el control completo del tono muscular y su sentido de la propiocepción, lo cual ocurre alrededor de los tres años, para acabar perfeccionándolo alrededor de los seis años. Cada vez que saltamos, perdemos el contacto con la referencia que supone el suelo, por lo que es muy importante haber desarrollado un sentido corporal propio muy bien definido, con referencias internas muy claras, para no desorientarse y poder coordinarse en ausencia de superficie de apoyo firme.
En resumen, el movimiento permite al sistema nervioso desarrollarse de forma armónica. El bebé necesita de un aprendizaje individual y de una experiencia personal. Es importante acompañar y no restringir sus necesidades del movimiento. Como hemos explicado, ha de aprender por sí mismo a solucionar dificultades de organización físicas frente a la acción de la gravedad, la estabilidad e inestabilidad, el impulso y el equilibrio. No es necesario “ayudarlo” con estos dispositivos que hacen ciertas cosas ya por ellos. El desarrollo del bebé no debemos vivirlo como una carrera contra reloj, ni debemos pensar que nuestro bebé es menos inteligente por no conseguir cierto hito del desarrollo a una edad determinada, o compararlo con otros bebés. Cada persona es única y tiene su propia manera de integrar las experiencias y de organizar su cuerpo en el espacio. Los primeros años de vida deben disfrutarse, vivirlos sin estrés, acompañar, respetar los ritmos y la autonomía del pequeño y esto será posible si entiendes y comprendes el desarrollo del bebé. Así es que te animamos a que disfrutes del desarrollo de tu bebé, a que te informes y leas sobre este apasionante momento del desarrollo, que queremos ayudarte a descubrir en nuestro libro “Bebés en movimiento: acompañamiento del desarrollo psicomotor, sensorial y postural de tu bebé”.
Bibliografía
⇀Sánchez, MM., Gutiérrez, L. Bebés en Movimiento: acompañamiento del desarrollo psicomotor, sensorial y postural de tu bebé. Editorial La Casita de Paz. Zamora, 2016.
⇀Oldak-Kovalsky B, Oldak-Skvirsky D. Gateo. Revisión de la literatura médica. Rev Mex Pediatr 2015;82(4):144-148.
Yo creo que no son nada necesarios ni aconsejables por lógica como dicen las expertas. En nuestro caso no usamos ninguna de las tres cosas, aunque si es verdad que un día apareció la abuela con un tacatá…y sabes cuando lo ha usado? ahora como coche jajajajaja
jajajajajaja A mí, antes de nacer Martí, ya me decían “uy en dos días lo tienes aquí con el andador”. Sí, sí…
Sin ser experta en el tema, a mí siempre me han echado para atrás este tipo de inventos: esas posturas forzadas cuando ni siquiera saben sentarse o tenerse de pie por sí mismo, la posibilidad de que vuelquen ¡no me gustan nada! Pero hay gente que es mega fan de estos trastos.
Es que solo de verlos ahí medio colgados… uffff