En Instagram he ido mostrando nuestros avances con el Baby Led Weaning, y algunas seguidoras me han preguntado cómo lo hacemos. Bien, hoy quiero contarte nuestros inicios y cómo nos va.
Por suerte, o por desgracia, actualmente disponemos de muchísima información a golpe de clic. Pero hay que ser críticos y discernir qué fuentes son de fiar y cuáles no. Vamos a dejar de lado los amímefuncionalismos y guiémonos por la evidencia científica.
Por eso, para estar bien informada a la hora de introducir la alimentación complementaria a mi bebé, decidí estudiar un poquito. Y lo he hecho de la mano de Julio Basulto, nutricionista.

Este profesional tiene un curso sobre Baby Led Weaning en la Escuela Bitácoras. Yo lo he hecho y me ha ayudado muchísimo a ganar confianza conmigo mismo a la hora de ofrecerle alimentos nuevos a Martí. Siempre que alguien me pregunta se lo recomiendo porque me ha resultado perfecto.
Pero… ¿qué es el Baby Led Weaning?
De este modo, cuando alguien me pregunta, puedo explicarle bien que el Baby Led Weaning es la alimentación complementaria autorregulada. Autogestionada por el bebé. Directamente en alimento sólido, sin papillas ni triturados. Respetando el instinto del bebé y no forzándole a comer.
Vamos, que igual que le he dado (y sigo dándole) pecho a demanda, con esto es igual. Le doy comida a demanda. Bueno, a oferta más bien, porque aún no sabe pedirme. Pero le dejo el alimento encima de la bandeja de su trona y él lo manipula, juega, y come.
¿Cuándo empezar con el Baby Led Weaning?
Los requisitos para empezar con la alimentación complementaria:
- Tener mínimo seis meses.
- Aguantarse sentado (recto, no tumbado. No sirve tenerlo en una hamaca).
- Haber perdido el reflejo de extrusión.
- Mostrar interés por la comida.
- Saber llevarse los alimentos a la boca.
En realidad estos requisitos son también para la alimentación con papillas, no sólo para el Baby Led Weaning, pero no suelen tenerse en cuenta…
¿Cómo lo hacemos nosotros?
Empezamos con el Baby Led Weaning a los seis meses y cinco días o algo así. La primera vez que le dábamos un alimento queríamos estar los dos presentes, su padre y yo. Y como los alimentos hay que dárselos por la mañana, como muy tarde hasta las seis de la tarde para detectar a tiempo posibles reacciones alérgicas, nos esperamos al fin de semana.

El primer alimento que le ofrecimos fue el plátano. Un plátano maduro, pero no en exceso. Lo justo para que pudiera chafarlo con las encías pero no se le deshiciera en las manos. Lo lavé con la piel, lo cortamos por la mitad, y le quitamos un poco de cáscara. Para que tuviera plátano que morder pero piel para agarrar y no resbalarle.
Después el pan. Un pan del día, no es necesario que esté duro. Que, sobre todo, sea sin sal y a ser posible integral. Él va chuperreteando y se lo come estupendamente. Después le añadimos aceite (AOVE, Aceite de Oliva Virgen Extra -y ecológico), y queda el bebé y todo lo que toque bien lubricado.
La naranja fue el cuarto alimento, del naranjo de mi abuela. Con la piel lavada y cortada a cuartos, para que la pueda coger con sus manitas. Le dejo un poco de cáscara también para que le sea más fácil cogerla.
Siguiendo con el huerto de mi abuela, introdujimos el tomate. Pelado, sin pepitas y cortado también a cuartos. Con el caldito que cae al quitarle las pepitas, si lo guardas en un recipiente, lo puedes aprovechar para las tostadas de los mayores.
La zanahoria, hervida, y pelada. Justo en el punto en que si la coge no pueda chafarla fácilmente con las manos, pero sí con las encías.
Después el aguacate. Pelado, y a cuartos. Esto es muy pringoso, pero le encanta comerlo así. La próxima vez se lo daré untado en una tostada de pan.
El calabacín nos costó un poco más. Se lo di hervido, pero puedes imaginar lo insipido que está… A parte que no ha habido manera de cogerle el punto y siempre quedaba demasiado blando. Pero a la pancha… ¡Le encanta! Y como ya teníamos el aceite introducido, no hay problema.
Y lo siguiente iba a ser el huevo, pero con una gastroenteritis paterna de por medio que parecía que iba a pillar Martí, lo dejamos para otro día y ya se lo daremos este fin de semana. Por no confundir síntomas del virus con una posible reacción alérgica.
¿Y si no quiere comer?
Ya veis que nos lo estamos tomando con calma, teniendo su tetita, que es su fuente principal de alimentación, no me preocupa que coma más o menos. Confío en su instinto, cuando no quiere más me lo hace saber intentando arrancarse el babero.
De hecho, hasta el año de edad lo principal es la leche materna, y en su defecto de fórmula. Siguen siendo lactantes, y de ahí es de dónde sacan todos los nutrientes que necesitan para crecer.
El primer día de un nuevo alimento sobre todo juega, lo tira, y poco cae en la boca. Pero no importa. De eso se trata, al fin y al cabo. No te preocupes si termina con más comida en el suelo, el pelo y la cara que en la boca. Está creando una buena relación con ella, y eso es lo importante.
Nosotros hemos optado por la introducción de un alimento nuevo cada tres días (más o menos, sin obsesionarse), para saber a qué alimento achacar una posible alergia.
De momento se lo come todo que da gusto, cuando le doy algo nuevo lo sabe y pone cara rara, porque ese sabor no lo tiene controlado. Pero enseguida empieza a chupar, masticar y tragar trocitos.
Si no estás segura de si come, fíjate en las cacas. Ahí verás trocitos de zanahoria, los hilos del plátano… ¡No falla!
El Baby Led Weaning es, además, una oportunidad perfecta para eliminar malos hábitos alimenticios de la familia y empezar a comer más sano y mejor. ¡Todo ventajas!
¿Y si se ahoga?
Es importante saber cómo reaccionar. En el curso del que os he hablado antes, Basulto nos lo explica.
Martí se ha atragantado alguna vez. Pero su cuerpo sabe qué hacer y cómo reaccionar. La tos, las arcadas, e incluso el vómito, son mecanismos para evitar el ahogamiento. De este modo, el alimento que se ha quedado a medio camino, sale sin problema.
A veces parezco demasiado despreocupada, pero confío tanto en su instinto que no dejo que una tos me asuste. De hecho, si yo me asustara, él se asustaría. Y eso sería contraproducente. Tanto, que podría incluso coger miedo a comer…
Por eso es tan importante mantener la calma, respirar y contar hasta cinco. Y, por supuesto, no dejar nunca al bebé sin supervisión, y menos si está comiendo. En caso de ahogamiento, hay que actuar rápido.
Y vosotras, ¿cómo lo hacéis? ¿Sois de BLW o de papillas y purés?
Aquí lo mezclamos todo: purés, trozos y lo que se tercie. En 4 años he confiado en sus instintos de supervivencia y algún atragantamiento ha habido, pero ahogamiento ni por casualidad.